«La fórmula del éxito», según el magnate mexicano, ya se está poniendo en práctica en Telmex y promete hacerse extensiva al resto de América Latina. Qué implicaría trasladar esa iniciativa al ámbito local y cómo se adaptarían las empresas
La propuesta de jornadas semanales de trabajo de tres días que Carlos Slim viene ideando desde hace casi tres años ya se aplica en la gigante Telmex (Telefonía Mexicana), aunque de forma parcial.
Las personas de la compañía que están cerca de la edad de retiro trabajan cuatro días a la semana sin que se les reduzca el salario, mientras que otros concurren tres jornadas.
«Deberías tener más tiempo para ti durante toda tu vida, no cuando llegues a los 65 y te jubiles», asegura el empresario poseedor de una de las tres mayores fortunas del mundo, valuada en u$s83.000 millones.
De este modo, según explicó el empresario, tendrán más tiempo para el esparcimiento, la familia y actividades de capacitación.
«Con tres días de trabajo a la semana podríamos relajarnos y tener más calidad de vida. Tener cuatro días libres sería muy importante para generar nuevas actividades de entretenimiento y otras formas de ocupar nuestro tiempo», afirmó el magnate mexicano.
En la empresa que Slim adquirió hace más de 20 años se da la opción a «todos aquellos que se jubilan […], a que vayan cuatro días, ocho horas», sin que se retiren y sin que se les baje el salario.
«Con eso se le quita un gran costo a los gobiernos que ofrecen jubilaciones tempranas; es insostenible para países que tienen un nivel (de pensiones) del 55% del PIB», dijo el empresario al participar en la 12ª México Cumbre de Negocios.
¿Una opción viable en Argentina?
Cuando se evalúan costos y beneficios y, pese a todas las bondades de la tecnología que podrían permitir aplicar jornadas laborales más reducidas, en Argentina sucede lo contrario.
Es más, las empresas deben recurrir a que sus empleados realicen horas extras en lugar de asignar turnos y contratar a otra persona para cubrir un determinado volumen de producción.
Sucede que este último caso implicaría el pago de un nuevo salario con sus cargas patronales asociadas, algo que puede resultar difícil de soportar por parte de las firmas.
Así, la realidad empresaria contrasta con el interés de muchos argentinos de aplicar una modalidad de este estilo.
De hecho, el año pasado el diputado oficialista Héctor Recalde presentó una iniciativa parlamentaria para reducir la jornada de 48 a 45 horas semanales. Señaló que «si se sanciona la ley, sin merma en el salario, estaríamos ofreciendo 200.000 puestos laborales».
Recalde afirmó que «no es tan audaz el planteo, no es dramático para las empresas y sería una medida de justicia social y de inclusión».
«El derecho al trabajo ni crea ni destruye empleo, es la política económica. Si hay dos asalariados obligados a jornadas de 12 horas diarias, eso impide que un desocupado trabaje 8 horas, es decir, esas 24 horas dividirlas en tres», remarcó.
El proyecto se aprobó en comisión pero aún resta ser tratado por ambas cámaras en el Congreso.
¿Cómo se implementaría?
Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la cantidad de horas de trabajo en la Argentina viene en ascenso: aumentó del 2000 al 2005 y volvió a hacerlo en el período 2005-2009.
De acuerdo con las cifras de este relevamiento, el promedio de algunos rubros, como el de empleados de comercio, ya supera las 46 horas semanales mientras que uno de cada tres hombres trabaja 48 horas o más, lo que es considerado exceso de trabajo.
Recalde sostuvo que la propuesta se podría llevar adelante a través de una herramienta que se podría denominar «repartición del trabajo«.
«Ésta, históricamente, fue concebida para distribuir de manera igualitaria las horas, evitando que pocos trabajen demasiado y demasiados no tengan empleo», señaló.
«Son elocuentes los estudios que demuestran la incidencia directa de la reducción de la jornada de 8 a 7 horas y de 7 a 6 horas en la siniestralidad laboral», explicó Recalde.
Las estadísticas indican que la mayor cantidad de accidentes ocurre en las últimas horas de trabajo -o en la primera- como producto de la desatención sufrida por cúmulo de fatiga.
¿Puede funcionar en la Argentina?
Otros países intentaron llevar adelante esta clase de medidas con resultado diverso.
En Francia, la «Ley Aubry» que buscaba limitar la jornada a 35 horas no tuvo éxito, al no generar más empleo, con el agravante de privar a determinados sectores productivos franceses de competitividad en sus empresas, además del alto impacto fiscal.
Esa iniciativa apuntalaba, supuestamente, a las compañías a través de asistencia o subsidios estatales para que adhirieran a esta reducción de la jornada.
En cambio, en Alemania se limitó el tiempo laboral a través de acuerdos colectivos sectoriales. Esto contribuyó a incrementar el consumo por ampliarse el tiempo de ocio y eso sí generó empleo en sectores de servicios.
Héctor Alejandro García, socio del estudio García, Pérez Boiani & Asociados, consideró que «este tipo de iniciativas no son válidas en un contexto de inflación y depreciación del poder adquisitivo de los salarios, los que se verían doblemente afectados al recortarse la carga horaria como consecuencia de la disminución de la jornada».
Además, señaló que «no se generaría empleo espontáneamente, mucho menos cuando el costo laboral se incrementaría en ocasión de pretender que se contraten más personas», por cuanto la productividad se mide en términos de «costo laboral unitario» y aquí se aumentaría.
«Ello redundaría en menos competitividad en las empresas», opinó.
En tanto, para Pablo Mastromarino, socio del estudio Tanoira & Cassagne, «aún cuando el proyecto tenga un fin loable tendiente a fomentar la vida familiar y reducir el desempleo, la práctica demuestra que estos objetivos no siempre se cumplen y que muchas veces las consecuencias reales de su implementación se contraponen a los efectos deseados».
«Un análisis realista nos llevaría a vislumbrar mayores perjuicios que beneficios. En el campo práctico de su aplicación, lejos de estimular al empleador a crear nuevos puestos se lo termina castigando con mayores costos, ya que para mantener el mismo nivel de producción deberá afrontar uno sensiblemente mayor», agregó.
«Por ello, no sería extraño que varios empleadores opten por el efecto contrario. Es decir, reducir el nivel de producción«, destacó el abogado de Tanoira & Cassagne.
Además, los expertos coincidieron al señalar que el empleador no es el único perjudicado sino que también lo es el propio trabajador, porque en muchas actividades un componente muy importante de la remuneración son las horas extras, que se pretenden reducir.
«Es difícil entonces imaginarse que estos empleados perjudicados en sus salarios por la reducción de las horas adicionales, vuelquen sus ingresos a un mayor consumo».
Lo que ellos quieren
Si bien la reducción de la jornada parece estar lejos de implementarse en la Argentina, hoy los profesionales priorizan la posibilidad de disponer de sus horarios, como forma de lograr un mejor balance entre vida laboral y personal.
Así surge de una encuesta realizada por el portal de avisos de empleo para mandos medios Execuzone entre unos 2.500 jefes, supervisores y gerentes -en todos los casos, posiciones con personal a cargo- acerca de lo que buscan al cambiar de trabajo.
Puntualmente, ante la pregunta sobre qué prevalecía al realizar un salto hacia otra compañía, el 35% de los consultados se decidió por desarrollo profesional, el 30% dijo una mayor remuneración, el 22% se inclinó por más beneficios y el 13% por cercanía geográfica entre su casa y el trabajo.
Y cuando se los indagó sobre los beneficios que valoraban, casi el 50% hizo referencia a la flexibilidad horaria.
Al respecto, Juan Cruz Viera, Country Manager de Execuzone, señaló que «la encuesta refleja que los profesionales solicitan flexibilidad para seguir capacitándose o bien tener más tiempo libre.»
«En la actualidad -completó- al realizar un cambio laboral suele pesar más el desarrollo personal y profesional que una mejor remuneración.»
Desde Humanbrand, Carolina Buira apuntó que los resultados del sondeo muestran una tendencia que se viene acentuando en los últimos años.
«El mirar más allá del salario e integrar otras variables a la decisión es algo que hoy está presente en todas las generaciones. El tiempo flexible es uno beneficios más valorados por la Generación Y, hoy también se integra la X«, aseguró.
Hay muchas compañías que aún no cuentan con una política de teletrabajo y dudan en implementarla.
Sin embargo, la experiencia muestra que las organizaciones que la incorporaron no se vieron perjudicadas.
Por el contrario, registraron un incremento del compromiso de los empleados, una mayor valoración de la compañía y de ese puesto, frente a otras opciones más rígidas del mercado, y una cultura laboral en base a objetivos y resultados.
«Si una compañía le ofrece más dinero a cambio de menos horas destinadas a su ocio, es probable que el postulante diga que no. Hoy ya nadie quiere resignar el tiempo destinado a su vida personal», expresó Viera.
«De hecho, la importancia que se le da a gozar de más días de vacaciones está directamente relacionada con el lugar prioritario que les asignan a esa cuestión», añadió el Country Manager de Execuzone.
Y completó: «A las posiciones ejecutivas y mandos medios generalmente se les otorga una semana más a los 14 días que corresponden por ley. La empresa la brinda, sin pagarla pero para que la goce el colaborador, para quien ya es una especie de derecho adquirido.»
SITIO WEB
http://www.iprofesional.com, [Web en línea] http://www.iprofesional.com/notas/199164-Carlos-Slim-ya-redujo-la-jornada-laboral-a-tres-das-es-posible-aplicar-esa-modalidad-de-trabajo-en-la-Argentina [Consulta: 28-10-2014]