El futuro ya llegó: cómo cambiará su puesto de trabajo en la «nueva era» que viene con Google Glass

Lentes de realidad aumentada, smartwatches y prendas conectadas. Las wearable technologies pronto integrarán nuestra vida cotidiana

Imaginemos el día en que las wearable technologies (o tecnologías de vestir) integren nuestra vida cotidiana, igual que hoy lo hacen los móviles, las computadoras portátiles o las tabletas. Esto se producirá en un plazo no superior a cinco años, según los analistas. Incluso antes, dada la creciente velocidad con la que evoluciona el uso de las nuevas tecnologías -hace cinco años, Facebook acababa de cruzar el Atlántico y el iPad no existía-.

Un reciente estudio de la compañía de software Rackspace, elaborado a partir de una investigación de dos años, concluye que las Google Glass, los relojes inteligentes (o smartwatches), las pulseras deportivas o las próximas prendas conectadas podrían traer cuantiosas ventajas a las empresas, principalmente en lo que respecta a la productividad y la satisfacción de sus trabajadores.

Según el profesor Chris Brauer, del Instituto de Estudios de Gestión de la Universidad de Londres, la productividad de los empleados que usan sensores de actividad y movimiento es un 8,5% superior, y su satisfacción laboral, un 3,5% mayor.

Posibles usos
En febrero, Financial Times publicó un artículo titulado «El empleado digitalizado»: ¿puede la tecnología de vestir crear una fuerza laboral más sana y productiva? El diario proponía el uso de estas herramientas -algunas de las cuales incorporan sensores del ritmo cardiaco, la respiración o el movimiento- para la mejora de la salud de los trabajadores. En teoría, esto reduciría el número de bajas laborales y mejoraría el rendimiento de los empleados. Además, permitiría a las empresas racionalizar sus costos en seguros médicos, una modalidad de pago en especie muy común en Estados Unidos.

No se trata sólo de salud. Para determinados puestos de trabajo no tecnológicos o creativos, como la asistencia en ruta, peones de construcción, técnicos de instalaciones eléctricas o personal sanitario de urgencias, este tipo de dispositivos podrían ayudarles a actuar más rápidamente o de manera más efectiva.

Ciertas industrias manufactureras, asimismo, pueden sacar partido de unos dispositivos que permiten el uso de las dos manos.

En España existe ya un inspirador caso de uso de las Google Glass en un quirófano, con un fin educativo. El pasado junio, el doctor Pedro Guillén, fundador de la clínica Cemtro de Madrid, empleó las Google Glass para retransmitir en directo una intervención quirúrgica ante un grupo de médicos e investigadores de la Universidad de Stanford.

Tres meses después, repitieron la experiencia ante más de 300 universidades y hospitales todo del mundo. «El próximo paso será poder pedir ayuda a otros cirujanos desde el mismo quirófano, en caso de una emergencia. Con las Google Glass, otros pueden ver lo que estás haciendo y orientarte. Estos dispositivos pueden ayudar a salvar vidas», expuso Isabel Guillén, hija del doctor Guillén y miembro de su equipo, en una reciente conferencia consignada por Expansión.

¿Nos van a espiar?
Ahora bien, todo avance tecnológico implica riesgos. Porque la tecnología no es buena o mala en sí misma, todo depende del uso que se haga de ella.
La principal preocupación estriba en torno a la privacidad de los usuarios. Un mayor número de dispositivos conlleva compartir más datos personales.

«Los directivos deben entender que las nuevas tecnologías pueden ayudar a que sus equipos sean más productivos. Eso significa hacer las cosas mejor, no necesariamente hacer más cosas. La tecnología no tiene por qué convertirse en un arma para espiar o explotar a los trabajadores», opina Enrique Gonzalo, cofundador de Hightrack, una app de productividad personal.

Pese a todo, sectores como el financiero -que trata información especialmente sensible- se muestran reticentes a la incorporación de estos gadgets, tanto por motivos de privacidad y seguridad, como por la inversión necesaria en infraestructura tecnológica.

Rackspace discrepa: «Muchos empleados están ya familiarizados con herramientas de monitorización, pues ya las tienen en sus smartphones. Las compañías serán probablemente transparentes en cuanto al tipo de información que recogerán y cómo la usarán», opina su director de tecnología, Nigel Beighton.

La ciencia ficción ya está aquí: Sensores de reconocimiento gestual como los de Minority Report, coches voladores como los de Blade Runner o gafas de realidad aumentada como las de Robocop. La tecnología que los hará posibles ya está disponible aunque, como en el caso de los coches voladores, no se venda comercialmente.

Cada innovación debe encontrar su hueco en el mercado. En el caso de las Google Glass, a la venta desde el mes pasado, no está claro cuál sería su utilidad para el gran público. Mayor potencial parecen tener en ámbitos profesionales como la telemedicina, la cirugía, la decoración, el ocio, el marketing o la educación.

En cuanto a los smartwatches, su principal barrera radica en que no son autónomos, sino que dependen de un smartphone. Las pulseras inteligentes, por su parte, se han posicionado por ahora en los campos de la salud y el deporte.El mundo de los negocios, próxima estación de las Google Glass

Google Glass y los negocios
Google no quiere que sus gafas inteligentes se queden en un «juguete»: busca que sean el compañero ideal de todo tipo de profesionales.

En los planes del rey de los buscadores no entra que uno de los gadgets más esperados de los últimos años se quede en un simple accesorio. Ve con buenos ojos que se utilice para acceder a las redes sociales, grabar videos, hacer fotos, consultar el correo… pero quiere que también se dé un uso más profesional a las gafas.

Por eso, el próximo reto que Google se ha marcado es enfocar las Glass al mundo de los negocios, hacer que los profesionales vean en ellas un dispositivo tan indispensable para realizar su trabajo como un smartphone.

Pensando en esta cuota de mercado, Google desarrolló «Glass for Work», un proyecto que nace con la misión de proveer a las gafas de soporte técnico y aplicaciones de corte empresarial. Uno de los principales objetivos de este programa es atraer a desarrolladores de este tipo de contenidos; otro, explorar las vías para acercarse a este target con el fin de lograr buenas cifras de ventas en un futuro.

Pero ¿cuál sería el «lugar de trabajo» ideal para las Google Glass? El más lógico es aquel en el que el empleado no está «pegado» a un escritorio y la conexión a Internet sin cables resulta imprescindible para acceder, recibir o enviar información. Arquitectos, periodistas, ingenieros y policías …podrían simplificar sus rutinas y realizar más fácilmente su labor gracias a las smart glasses.

Por tanto, no hay un prototipo exacto del profesional que podría incorporar las gafas inteligentes a su día a día. De momento, los que ya han probado las Google Glass como herramienta profesional son los médicos.

Varios doctores de clínicas tan prestigiosas como la estadounidense Beth Israel utilizan ya el dispositivo para visualizar de manera rápida y sencilla el historial de los pacientes. Incluso algunos cirujanos han realizado operaciones poco invasivas llevando el wearable de Google.

En España, los vigilantes de seguridad podrían ser de los primeros en añadir las gafas inteligentes como complemento esencial a su uniforme. Prosegur anunció recientemente que está trabajando en una aplicación que facilitaría el trabajo de sus empleados y les ayudaría liderar el «diseño de la seguridad del futuro».

Obstáculos
Pero no todo son ventajas. Uno de los grandes escollos que Google debe sortear para llegar a las empresas es la privacidad de las Glass. Es de suponer que los profesionales manejarán a través de las gafas información sensible y garantizar su confidencialidad es uno de los caballos de batalla de la tecnológica.

Esta desconfianza hace acto de presencia en una encuesta de Toluna, grupo dedicado a los estudios de mercado, que muestra que el 72% de los estadounidenses no utilizaría el dispositivo de Google porque creen que los hackers no tendrán ninguna dificultad para acceder a los datos que introduzcan en él.

El control sobre los empleados
La ley establece que una empresa tiene derecho a supervisar el uso que los empleados hacen de las herramientas tecnológicas que les proporcionan, siempre que cuenten con su consentimiento previo.

Esta normativa queda obsoleta en un mundo en el que, cada vez más, usamos los mismos dispositivos para trabajar y para nuestra vida personal.

Si hace pocos años muchos trabajadores disponían de dos móviles, el personal y el de empresa, hoy sólo tienen uno. Esto obliga a replantear las fórmulas de control que una empresa puede ejercer sobre los gadgets de sus trabajadores. Un problema, además, que se agrava con la proliferación de dispositivos: hoy, muchos de nosotros contamos con un smartphone, una computadora portatil, una pc, una tableta y un lector electrónico, y pronto añadiremos a la lista unas Google Glass y algún que otro smartwatch.

La barrera entre lo personal y lo profesional se difumina, como también se están imponiendo la flexibilidad de horarios y el teletrabajo como fórmulas para aumentar la productividad y retener a un perfil de empleado -cada vez más abundante- que valora la conciliación por encima de todo.

Por otra parte, la seguridad de las comunicaciones deberá ser reforzada -o al menos asegurada- para usos como el de las Google Glass en quirófanos, por ejemplo. «No todo lo nuevo es bueno, pero todo lo bueno alguna vez fue bueno», dice con acierto el doctor Pedro Guillén en una entrevista concedida a Expansión.

SITIO WEB
http://www.iprofesional.com/, [Web en línea] http://www.iprofesional.com/notas/188301-El-futuro-ya-lleg-cmo-cambiar-su-puesto-de-trabajo-en-la-nueva-era-que-viene-con-Google-Glass [Consulta: 30-06-2014]