En el libro «Becoming the boss», a punto de salir a la venta, Lindsey Pollack repasa las equivocasiones clásicas que hicieron la mayoría de los gerentes que ha entrevistado cuando se estrenaban en su cargo
Ser lo suficientemente bueno para ganarse un ascenso no siempre significa estar preparado para asumir ese cargo de mayor responsabilidad. La transición hasta ser el superior de los que eran compañeros anteriormente no es fácil, y de hecho, un estudio científico comparó el nivel de estrés que genera esta situación al de un divorcio.
Con razón, los nuevos meten la pata. Sin embargo, he aquí siete recomendaciones por parte de Lindsey Pollak, autora del libro «Becoming the boss» (Convertirse en jefe), que sale a la venta este mes, y que repasa en el portal Fast Company algunos de los errores clásicos que hicieron la mayoría de los jefes que ha entrevistado para su libro cuando se estrenaban en su cargo.
1. Mantener la mentalidad de una estrella. Las personas a menudo son ascendidas porque son impresionantes en lo que hacen, sí. Pero una vez en la gestión, su valor añadido no es ser el mejor en su trabajo, sino gestionar también el éxito de las demás personas del equipo. «Este es un gran cambio en el pensamiento, y por desgracia, muchos de los nuevos gestores tratan de seguir haciendo lo mismo», asegura Pollak.
2. Hacer el trabajo de otras personas. Este error se comete por intentar aferrarse a la identidad de los compañeros de equipo, haciendo el mismo trabajo que ellos, y por lo tanto, haciendo el que es su trabajo. Es tiempo que se pierde de gestión, y en el nuevo cargo no irá precisamente sobrado de ello, así que hay que saber soltar lastre.
3. No conocer gente. Es un error garrafal esconderse los primeros días por miedo a no saber desarrollarse, pues es precisamente en los primeros días cuando el entorno es más comprensivo. Y para establecer esas relaciones, es fundamental hacerlo cara a cara, y no escondido detrás de las nuevas tecnologías. «Cómo eres percibido por el equipo es fundamental para empezar», dice Pollak.
4. Llamar la atención sobre las inseguridades. La intención es buena, que es presentarse como una persona auténtica y accesible, pero hacerlo puede ser un destructor de credibilidad que no tenga vuelta atrás. «Si el nuevo gerente es muy joven, que no diga que se siente poco preparado. Si es muy mayor, que no diga que teme quedarse atrasado», afirma Pollak. No hay que sabotearse a uno mismo, porque ya habrá bastantes obstáculos externos.
5. Quemar los cimientos. Puede que el nuevo gerente tenga muchas nuevas propuestas, y que precisamente por ello se le haya promocionado, pero no es una opción empezar quemando todo lo existente, porque ofende a los que llevan trabajando tiempo en ello. En su lugar, hay que escuchar y dejarse aconsejar por los años de experiencia de los trabajadores.
6. No aspirar a tener ganancias a corto plazo. Precisamente acertar con rapidez concede al equipo la fuerza suficiente para confiar en el nuevo gerente. La clave es empezar con un punto de partida positivo, que refuerce las relaciones en la nueva organización del equipo.
7. No dejar tiempo para la concetración. A veces, al tratar de ser continuamente accesibles, los nuevos gerentes se vuelven demasiado reactivos. Trabajan largas horas en respuesta a las crisis, pero nunca hacen tiempo para el pensamiento estratégico. Un mejor enfoque es «pensar en uno mismo como si fuera un miembro más del equipo que se gestiona», concluye Pollak.
SITIO WEB
http://www.iprofesional.com, [Web en línea] http://www.iprofesional.com/notas/195616-Siete-habituales-y-evitables-errores-que-cometen-los-nuevos-jefes [Consulta:08-09-2014]